![]() |
Escudo de Plagas: la muerte coronada como vencedora. 1607-37, Augsburg, Alemania |

El origen de la enfermedad.
![]() |
Pasteurella pestis |
En principio no se trataba de una enfermedad humana, sino propias de los roedores, a los que mataba sin remisión. De echo, el primer indicio del comienzo de la plaga era la aparición de roedores muertos, cuyo agente es la bacteria denominada Pasteurella pestis. Pero la rata iba acompañada de una pulga que vivía con ella y de ella, y que, por tanto, también transportaba la bacteria. La pulga no distinguía entre humanos y roedores y cuando estaba en contacto con los primeros, al picarlos, le inoculaba la bacteria.

Por último, había una forma que se conocía como peste bubónica, que era la más frecuente. Se caracterizaba por la aparición en el cuerpo humano de unos bubones, que no eran sino ganglios linfáticos abultados en la ingle, axilas y cuello.
Los chivos expiatorios.

A pesar de esta opinión generalizada entre las clases populares, semejante perspectiva era muchas veces rotundamente rechazada. Así, por ejemplo, la corte pontificia de Aviñón dio la siguiente explicación: "Corrió el rumor de que algunos criminales, y en particular los judíos, echaban en los ríos y en las aguas veneno. En realidad la peste provenía de las constelaciones o de venganza divina". Semejante fue la opinión de un cirujano francés, Guy de Chauliac, quien afirmó que el origen de la mortal epidemia había que buscarlo en la coincidencia de los planetas Saturno, Júpiter y Marte en un determinado día del año 1345.
En este sentido también se expresó Boccacio al afirmar que la difusión de la enfermedad podía obedecer a "la influencia de los cuerpos celestes o a que "nuestras iniquidades nos acarreaban la justa ira de Dios para enmienda nuestra".
Sin distinción de clases.
![]() |
Alfonso XI de Castilla. |
En el caso hispano fue víctima el rey de Castilla Alfonso XI, quien falleció en la primavera de 1350 cuando se encontraba en el cerco de Gibraltar. Ese mismo año,en una crónica de Galicia, se indica que a causa de la peste "murieron en nuestra diócesis casi las dos terceras partes de los clérigos como de los feligreses". Los historiadores actuales que estudian los documentos parroquiales en los que se asentaban muertes y nacimientos, afirman que el impacto causado por la peste negra en el terreno demográfico no ha tenido parangón. En la Península Ibérica, la comarca catalana de Vic, por
ejemplo, pasó de 18.000 habitantes a poco más de 6000. Pegó con gran virulencia en la ciudad de Teruel, la isla de Mallorca (la primera víctima hispana fue un vecino de esa isla llamado Guillem Brassa), o en el reino de Navarra.
![]() |
Cementerio hebreo de la ciudad de Toledo. |
El abandono del campo.
Como consecuencia de dicha epidemia, se produjo en la Europa cristiana el abandono de numerosos núcleos de población, sobre todo en el ámbito rural. Todo indica que ese panorama no obedeció a que murieran todos sus vecinos, sino al hecho de que la mayoría de los vivos huían, particularmente a las ciudades. Las pérdidas demográficas y el abandono de muchas tierras antes cultivadas se tradujeron, además, en un descenso de las cosechas. Eso supuso un aumento considerable del precio de los productos agrarios, pero también del salario de los jornaleros. Según consta en las Cortes de Valladolid de 1351, éstos "demandan preçios desaguisados.....en manera que los duennos de las heredades no pueden cumplir", al tiempo que "los menesteriales.... vendían las cosas de sus officios a voluntad e por mayores preçios que valían". Ante dicho panorama las autoridades públicas se vieron obligadas a intervenir con el objetivo de poner freno a la inflación. De ahí la aprobación de diversos ordenamientos de precios y salarios, entre otros los dictados por esas mismas Cortes vallisoletanas, que afectan a todos los territorios de la corona de Castilla.
Definitivamente, la peste tuvo severas consecuencias, sobre todo en el campo. ¿No se ha llegado a decir, aunque la frase nos cause sorpresa, que la difusión de la mortal epidemia supuso el final de la época agraria y el inicio del predominio de la ciudad?
La expiación, los flagelantes.

Un texto alemán de la época, los Monumenta erphesturtensia, afirmaba que en 1349 "millares y millares de flagelantes se difundieron por Turingia y por casi toda Alemania, hasta el punto de que se vio a más de 3000 cerca de Erfurt, a 6000 en Guenstaedt, y así en las restantes ciudades. Estos flagelantes hicieron mucho mal al clero por sus prédicas y su arrogancia". Algo más tarde estos flagelantes y su movimiento fueron condenados sin remisión por la jerarquía eclesiástica. El papa Clemente VI manifestó que sus proclamas no eran más que superstición, por lo que las diversas autoridades decidieron perseguir a los flagelantes y, acusándolos de brujería, llegaron a mandar a la hoguera a alguno de ellos. El principal argumento de la acusación era el de que sus practicantes habían caído en el pecado de la soberbia al considerar que con sus actos expiaban las culpas que habían causado el castigo de la peste.
En el arte, triunfa la muerte.
Los europeos del s. XIV aprendieron a convivir con la muerte debido a ya que no les quedaba más remedio. La contemplación habitual de cadáveres de todas las edades; la frenética huida por caminos y senderos; las hogueras en las que se quemaban ropas y demás enseres de los fallecidos o donde se ejecutaba a un flagelante de vez en cuando, dieron dieron lugar a una serie de impresionantes testimonios poéticos y pictóricos estrechamente ligadas a la representación de la muerte. A ello se debe la excepcional importancia alcanzada por las Danzas macabras. En ellas, la muerte, personificada por una mujer vieja o un esqueleto ataviado con atuendos femeninos, invitaba a bailar a los seres humanos que acuden de acuerdo con su posición social, comenzándose por los papas y los emperadores y terminando por los campesinos.
También hay que situar en este contexto el éxito espectacular del Dies irae, canto de la misa gregoriana que hace referencia al Día del Juicio Final compuesto en el s. XII, pero que no consiguió un arraigo definitivo hasta los años siguientes a la difusión de la peste negra.
DIES IRAE
En las artes plásticas se multiplican las representaciones de cuerpos enfermos, con las bubas bien visibles, comidos por los gusanos. En un evidente gusto por lo macabro, la muerte nos dice que los placeres son efímeros y que la vida es frágil. Los frescos del s. XIV del monasterio de San Benito en Subiaco o la serie de dibujos sobre la danza macabra de Holbein atestiguan la triste fortuna de este tema; aunque he de decir que a los habitantes del antro les encanta este tipo de representaciones plásticas.
![]() |
La peste negra. Monasterio de San Benito en Subiaco. |
La medicina.


En lo que se refiere a la prevención, las medidas adoptadas establecían encender hogueras en las calles para purificar el aire (se creía que una alteración de éste era el origen de la enfermedad) y enterrar rapidamente a los muertos. Asimismo, se recomendaba consumir frutas y verduras aderezadas con vinagre y pimienta, practicar ejercicio físico y evitar el contacto sexual.
Retirarse del mundo o estar siempre de fiesta.
Tras los efectos de la terrible mortandad, se puso de moda en círculos religiosos o aristocráticos, un modelo de salvaguarda opuesto al de los flagelantes: la retirada del mundo. En este contexto alcanzó gran auge una obra de comienzos del s. XV, atribuida al fraile Thomas Kempis, conocida como Imitación a Cristo. Se defendía en ella el abandono de las vanidades y lujos de la vida cortesana, cultivando un estilo modesto y recatado de la religiosidad. Y es que la propagación por la cristiandad europea de la peste negra había llegado a crear un clima de auténtica angustia existencial.
![]() |
Portada de la Imitación de Cristo.Amberes, 1505 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario