Por estas fechas, un simpático viejecito regordete y barbudo nos bombardea constantemente desde todos los lugares posibles. Siempre está bajo la sospecha de alentar el consumismo, mirado de reojo como "hereje" y por ser hijo del folclore norteamericano siendo sin duda el más serio competidor del Niño Jesús , los Reyes Magos y Santa Lucía. Pero ¿está justificada esta creencia?. En los orígenes encontramos un personaje cristiano, es más, era obispo y de su nombre escandinavo encontramos ya una pista sobre sus raices, Santa Claus; contracción de Sanctus Nicolaus. Este buen hombre era prelado de Mira (Turquía) a comienzos del S.IV y su culto fué muy popular durante toda la Edad Media, tanto en Oriente como en occidente. A falta de detalles históricos sobre su figura es la leyenda la que envuelve su vida. Se dice que podía realizar milagros y resucitar a los muertos. Se cuenta que antes de ser obispo, el joven y rico Nicolás había hechado monedas de oro através de una ventana de la vivienda de tres muchachas, que al ser muy pobres habían tenido que prostituirse para subsistir. Este es el orígen de la posterior tradición de los regalos navideños a los niños. Ya en el S.XII en la ciudad de París, cada 6 de diciembre un estudiante vestido de San Nicolás repartía regalos a los huérfanos y a los hijos de los pobres.
En Holanda está atestiguada su devoción desde muy temprano y se celebra el 5 de diciembre. Sinterklas (San Nicolás) viene desde España con sus ayudantes conocidos como los Pedritos Negros (Zwarte Pleten) y sobre su córcel blanco de nombre Amerigo. En el Tirol católico y en Bélgica su festividad se celebra el 6 de diciembre. El personaje recorre ciudades y pueblos repartiendo regalos, vestido con sus atributos sagrados, traje rojo bordado en oro, mitra y báculo pastoral. Otro transparente indicio de su catolicismo llega como paradoja de la transformación que hicieron de su muy difundida figura los protestantes y los comunistas soviéticos. Los primeros después de la Reforma prohibieron el culto a los santos y suprimieron la devoción navideña de San Nicolás y trataron de sustituirlo por figuras más laicas. En Alemania el Weihnachtsmann ( el hombre de la Santa Noche), Finlandia con el jefe de los elfos del bosque Joulupkin y en Noruega Julenissen, una imagen del antiguo Odín. Es más, fue el propio Lutero quién en 1535 cambió la fecha de los regalos familiares para el 25 de diciembre, día del nacimiento de Jesús. En la Rusia soviética se comenzó a camuflar su nombre para hacer menos transparente su origen religioso. Así fueron sustituyendo al obispo; de gran devoción en la religión ortodoxa, por la figura pagana del abuelo Gelo, un vejete vestido de azul recuperado de una antigua leyenda sin ascendencia religiosa.
Entretanto Santa había emigrado a América del norte en el siglo XX. Allí adquirió los renos voladores, el trineo mágico y sobre todo, las notables prerrogativas comerciales y consumistas; convirtiéndolo durante décadas en representante privilegiado de la Coca-Cola. Desde allí y algo más gordo; debe ser por las hamburgesas. volvió a colonizar Europa después de los 50, pero en el viejo continente no lo identificaron y lo abandonaron al folclore interesado de los grandes almacenes.
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