"¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo".
(Mateo 2,2).
Adoración de los Reyes Magos. Giotto. |
Por estas fechas y hace aproximadamente unos dos mil años, una comitiva de ricos y misteriosos astrónomos seguían una estrella que les llevó a Belén. Pero, ¿qué era ese fenómeno estelar tan extraño que llamó la atención de estos sabios?. En un principio se pensó que era un cometa; más concretamente el Halley, que nos visita cada 76 años. El problema es que este cuerpo celeste apareció sobre Palestina en el año 12 a.C, un poco adelantado con respecto al nacimiento de Jesús. El culpable de dicho engaño fue el pintor renacentista Giotto, que al plasmar en un lienzo la Adoración de los Reyes, pintó sobre el pesebre una hermosísima estrella con una gran estela que indujó al error a los teólogos de la iglesia.
Otra hipótesis nos habla de la aparición de una estrella nova en el año 5 a.C. La nova es una estrella que explota generando una luminosidad inesperada y muy evidente. Se trata de un fenómeno raro, pero esta no se mueve en el cielo y según las escrituras esta se desplazaba he indicó el camino a los Magos.
La tesis más ingeniosa es la del horóscopo. Los astrónomos orientales vieron una posición astral que estaba notoriamente ligada al nacimiento del Mesías, horóscopo que viene recogido en los antiguos papiros encontrados en Qumram, cerca del Mar Muerto. Otros pensadores se acercan a esta postura, e interpretan el fenómeno como una señal simbólica, tomada de
algunas profecías bíblicas y de las creencias mitológicas de la época.
El eminente teólogo medieval santo Tomás de Aquino resolvió la cuestión afirmando que se trataba de una estrella creada para ese momento, no en el cielo, sino en el aire cercano a la Tierra.
La hipótesis con más crédito que circula en la actualidad nos habla de la conjunción entre tres planetas. Esta propuesta ya fue tomada en consideración por Kepler en el S.XVII y es que los planetas en su continua rotación por el sistema solar parece que se acerquen y se alejen entre ellos. En algunos momentos sus órbitas se superponen o se acercan tanto que parecen que se toquen y unen su luminosidad en un único astro. En el caso de Belén se habría tratado de esta danza de acercamiento entre Júpiter y Saturno, dos grandes planetas que se aprecian a simple vista y a los que se unió Marte. Esta conjunción se repite cada 805 años y se habría producido en el 6 a.C. Esto habría impresionado a los Magos; expertos en astronomía y en la interpretación de
los signos celestes como oráculos de algún suceso importante en la Tierra, que los indujo a marchar detrás de un sueño. Un sueño oculto detrás de una estrella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario