Los niños, esas dulces y graciosas criaturas llevaron en el pasado al patíbulo y a la hoguera a numerosos hombres y mujeres. El juicio más relevante; por la categoría social de los acusados sucedió a finales del S. XVI en el pueblo de Warboys cuando las cinco hermanas Thockmorton acusaron de brujería al matrimonio compuesto por John y Alice Samuel y a su hija Agnes, y los tres acabaron en el patíbulo. El caso que involucró a una de las familias más importantes de Inglaterra contribuyó a propagar el temor a las brujas e impulsó la ley de 1604 que condenaba a muerte a los acusados de brujería. Este Hecho sirvió de inspiración a numerosos niños y niñas que se divertían con este nuevo juego. Los engaños solían adoptar dos formas: los niños relataban extraños acontecimientos o fingían ataques o trances, en los que solían vomitar alfileres, cuentas o cualquier cosa extraña. Estos jóvenes delicuentes presentaban todo tipo de conductas inaceptables y aseguraban que quienes los habían embrujado eran los responsables de su mal comportamiento. Pocos fueron pillados infraganti, pero a William Perry , el "muchacho de Bilson", se le descubrió rellenando su prepucio con algodón empapado en tinta para tener su orina azul y así poder denunciar a algún pobre desdichado. Pero pocos fueron desenmascarados y en 1597, el jóven William Somers de Nothingam acusó a
trece mujeres de haberlo embrujado antes de confesar que había mentido. En 1616, John Smythe de Leicester, de trece años de edad, hizo que nueve posibles brujas fueran colgadas antes de que se analizaran las acusaciones que había contra ellas.
Los niños también acusaron a los parientes cercanos como en St. Osyth, Inglaterra. En 1582,Ursley Kemp fue acusado de brujería por su hijo ilegítimo de ocho años, como le sucedió también a Cicely Celles, denuncia cursada por sus dos hijos, Henry de nueve y Jhon de siete. En la región de las vascongadas también se dieron este tipo de acusaciones, ya que el acusado que no confesara se le confiscaban las propiedades. Las relaciones entre padres e hijos llegaron a tal extremo que muchos niños acusaron a sus padres o estos forzaban a sus hijos a confesar brujería. Los padres vascos creían que era difícil evitar que sus críos asistieran al aquelarre diabólico con sus vecinos y para impedirlo se les mantenía despiertos. El horror llegó a tal extremo, que en 1610 se envió a cuarenta niños para protegerlos. En 1699, en la región de Mora, Suiza, varios niños se les vio como acusadores y como víctimas cuando se afirmó que centenares de ellos estaban siendo reclutados por las brujas para servir al diablo y acudir a sus orgías.
El fenómeno cruzó pronto al continente americano y esta histeria llegó en 1692 a Salem, Massachusetts. Empezó cuando ocho niñas acusaron a varios adultos de ser la causa de sus incontroladas travesuras La fértil imaginación y la conducta embustera de las jóvenes llevó a la muerte a 22 personas y como dijo una de ellas "tenían que divertirse con algo". Salvando las distancias, este fenómeno me recuerda al Tercer Reich, donde los niños adoctrinados por en el nacional socialismo denunciaron a padres, familiares y vecinos, acusándolos de comunistas, judíos y otros supuestos enemigos del estado, en fin, para fiarse uno de algunos inocentes y tiernos infantes.
AHHH , JUVENTUD DIVINO TESORO ....
ResponderEliminarY que angelitos más monos.
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