lunes, 7 de julio de 2014

Cadaver Sanguisugus.

En el oscuro y supersticioso s. XI comenzaron a correr los rumores relacionados con unos difuntos cuyos cuerpos han sido encontrados intactos en el exterior de sus tumbas. En su "Dictionnaire infernal", Collin de Plancy nos narra la historia del obispo de Cahors y que transcurrió durante el segundo concilio de Limoges. En ella, nuestro obispo fue testigo de como el cuerpo de un caballero de su diócesis; que murió estando excomulgado, era encontrado en varias ocasiones lejos de su tumba. La noción de muerto chupador de sangre, síntesis de las leyendas paganas, como de las sagas nórdicas y del cristianismo medieval procede principalmente de Islandia, de los países escandinavos y de las islas Británicas; donde los celtas aportaron sus creencias. A partir del s. XII se encuentran en Inglaterra los ejemplos más significativos de crónicas redactadas en latín como "De Nugis Curialium"(1193) de Walter Map y la "Historia Regis Anglicorum"(1196) de William de Newburgh. Ambas obras estan repletas de todo tipo de relatos relacionados con difuntos, generalmente excomulgados, que salen cada noche de su tumba para atormentar a sus allegados o para ocasionar sospechosas muertes en serie. Al abrir el ataud, encontramos el cadáver intacto y manchado de sangre, la única manera de acabar con el maleficio es incinerando el cuerpo después de haberlo atravesado con una espada. A falta de un término específico, los cronistas ingleses llamaron a este tipo de muertos vivientes cadaver sanguisugus encontrándonos ya ante auténticos vampiros. Si bien las islas Británicas fueron el escenario de las primeras manifestaciones de vampirismo, el fenómeno no subsistió más que de forma episódica hasta el Renacimiento, sin dejar huellas profundas y duraderas en el imaginario colectivo. Deberemos esperar hasta la literatura del s XIX para que vuelva el interés de los ingleses por nuestro inefable personaje.



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