Falange macedónica. |
Antecedentes.
Las polis griegas nunca estuvieron unidas politicamente, sino que compartían una misma lengua común y una religión, aunque solían adherirse en ligas en caso de necesidad como ocurrió en las Guerras Médicas. Hubo un hombre que los reunificó a todos, Filipo II de Macedonia; legado que recogió su hijo Alejandro Magno, pero no adelantemos acontecimientos. Otros lo habían intentado antes como los espartanos que habían vencido en las guerras del Peloponeso. Su arcaica política de aislamiento quedó sustituida por otra de engrandecimiento más allá de los confines de su estado. La primera medida que adoptaron fue la supresión de las democracias atenienses y su sustitución por oligarquías. Continuaron con la eliminación de los oponentes políticos y a confiscar sus propiedades. Muchos se refugiaron en Persia uniéndoseles numerosos soldados; debido a las numerosos conflictos y al constante servicio militar, las antiguas milicias ciudadanas se habían convertido en ejércitos permanentes y que con la paz se quedaron sin empleo.
El taller de la guerra. A la izquierda oficial lacedemonio de alto rango, en el centro jinete mercenario jónico y a la derecha un pintor de escudos de Éfeso. |
Entre esos mercenarios se encontraba el ateniense Jenofonte, de elevada clase social y amigo de Sócrates. Al igual que el espartano Clearco entró al servicio de Ciro, sátapra de Asia Menor, que estaba planeando arrebatar el trono persa a su hermano menor Artajerjes. Ciro instigo a las ciudades jónias para que se rebelaran contra el sátrapa Tisafernes, reunió un poderoso ejército de 30.000 guerreros orientales y 13.000 mercenarios griegos, 10.6000 de los cuales eran hoplitas mandados por Clearco y en el 401 partió de Sardes. Tras marchar 2.250 km llegó a Cunaxa, situada a 90 km al norte de Babilonia. Allí chocaron ambos ejércitos y la embestida griega lo arrolló todo. Ciro creyendo la batalla ganada se adelantó con un grupo de jinetes ansioso de matar a su hermano pero fue él el que cayó. Los mercenarios cercados rehusaron rendirse y Artajerjes para librarse de ellos accedió a proporcionarles guías y una escolta mandada por Tisarfenes.
Clearco con sus hoplitas. Podemos apreciar entre ellos un aliado oriental y un hondero cretense(pocos pero muy cotizados). |
Jenofonte. |
Esta epopeya produjo un enorme entusiasmo en las ciudades griegas, jamás un ejército de hoplitas había penetrado en el corazón del Imperio de los medos. Habían librado grandes batallas y habían regresado sanos y salvos después de atravesar un territorio hostil. Esto demostraba que ninguna fuerza oriental podía derrotar a una de helenos bien adiestrados. Sus consecuencias fueron rápidas e inmediatas, las ciudades griegas de Asia apelaron a Esparta para que las protegieran y un ejército espartano al mando del rey Agesilao acudió para ayudarlas. La guerra se llevó a Frigia y a Lidia con gran éxito y se pensó incluso marchar sobre Babilonia para destronar a Artajerjes. Pero en el 394 reapareció Conón; el almirante ateniense que había logrado escapar en la batalla de Egos Pótamos, que comandaba ahora la flota persa. Se desquito derrotando a la armada de Agesilao que mandaba Peisandro en la batalla de Cnido (Kirio-Burnu) destruyendo así el poderío naval de Esparta.
Libre Esparta de obligaciones en Asia, volvió a su política de despotismo. Los tebanos se volvieron a alzar en armas en el 378 a.C, a la que se unió Atenas que ya había empezado la creación de una segunda liga naval; similar a la de Delos. Los tebanos se defendieron con éxito en tierra y Atenas hacía lo propio en el mar. En el 371 a. C se llegó a un acuerdo, pero los espartanose se negaron a que Tebas representara a la totalidad de Beocia. Los tebanos decidieron continuar solos la guerra, algo que para todos los griegos era una locura. Pero apareció la figura del iluminado Epaminondas. Este estaba convencido de que los espartanos jamás cambiarían su táctica de choque tradicional, cuyo éxito dependía de un avance en orden cerrado, durante el cual las lanzas agredían simultáneamente el frente enemigo e ingenió una táctica que lo impidiese y sembrara la confusión en las filas enemigas.
La muerte de Epaminondas, yeso de David D'angers (1788-1856). |
No colocó sus tropas en líneas paralelas frente al enemigo, las formó en orden oblicuo a aquél, con la izquierda a la vanguardia y la derecha retrasada. Situó a la izquierda una columna de cincuenta filas de profundidad, así se enfrentaría al choque con uno mayor, al tiempo que disponía de reservas suficientes para rodear el ala derecha adversaria. En julio del 371 a.C se enfrento al rey Cleombrotos y sus espartanos en la batalla de Leucra en la Beocia del sur. Derrotó al ejército enemigo, muriendo el rey adversario en la batalla. Acabó con el prestigio de los hijos de Licurgo y la breve hegemonía de Esparta sobre Grecia . Tebas inició entonces su ascenso y tuvo la oportunidad de conseguir lo que Atenas y Esparta tanto anhelaron, la unificación de las polis de la península helena. Con Pelópidas y Epaminondas acabaron con la supremacía marítima de Atenas, quedando dueños y señores de la situación.
Pero dicha hegemonía dependía de un solo hombre: Epaminondas, quien en verano del 362 a.C y empleando la misma táctica que en Leucra derrotó en Mantinea (Arcadia) una vez más a los espartanos pero en la persecución del derrotado enemigo encontró la muerte. Se extinguió así el faro que venía iluminando a los tebanos, cuyo poderío terrestre y marítimo se vino abajo rapidamente. Tres estados habían fracasado en unificar todas las polis griegas, llegaba el momento de Macedonia.
Filipo II. |
Nacido en el 382 a. C, hijo tercero de Amintas III, ocupó el trono a la muerte de su hermano Pérdicas III y hasta su muerte ocurrida en el 336 a.C, dominó los acontecimientos con sólo la fuerza de su personalidad. Incansable, enérgico, muy inteligente y dotado de una gran visión política se ganó el país; según Ptolomeo "más por la astucia que por las armas" y como él mismo decía: "Engaño antes que fuerza; pero si es preciso, empleo de ésta". En el 367 a.C. había sido rehén en Tebas y durante los tres años que permaneció allí aprendió mucho sobre el arte de la guerra, observando las mejoras de Pelópidas y Epaminondas. Cuando estableció su autoridad en Macedonia aplicó lo que había aprendido e hizo lo que ningún gobernante de su país había hecho anteriormente: transformó las bandas feudales en un ejército profesional, imbuido en el principio de la nacionalidad.
Las guerras que emprendió las podemos agrupar en cuatro grupos: las libradas en el oeste, norte y este de Macedonia para establecer una base de operaciones; las del sur para obtener el dominio de Tesalia; las que tuvieron como objetivo dominar Tracia y el Bósforo y las que permitieron imponer su autoridad sobre la totalidad de Grecia al sur de las Termópilas. En el 358 a. C. guerreó contra las tribus ilirias y en el 357 ocupó la antigua colonia ateniense de Anfípolis y junto a ella las minas de oro del Pangeo, que le resultaron de inapreciable valor. Por aquel entonces contrajo matrimonio con Olimpia; hija del rey de Epiro, teniendo ambos un hijo en el 356 al que llamaron Alejandro. Cuatro años después invadió Tracia y Tesalia, lo cual indujo a Licofrón, tirano de Fera (oeste de Volo) a llamar a un grupo de mercenarios focenses que habían profanado Delfos. Filipo fue contenido y hubo de retirarse. Regresó al año siguiente, autoproclamádo campeón del ultrajado Apolo y los derrotó cerca de Volo.
Reconstrucción actual del rostro de Filipo. |
Filipo comenzó dominando la ruta de trigo en el Helesponto y poseer así un arma poderosa de índole económica con que presionar a los griegos. Se apoderó de la puerta a Asia y llevó la guerra a la Propóntide donde sufrió un gran revés (340 a.C), ya que no consiguió tomar Perinto ni Bizancio. Pero el fracaso fue breve y a principios del 338 llegó a Pella un heraldo enviado por el sínodo de los anfictiones rogándole que ejerciera presión sobre Anfisa; ciudad próxima a Delfos, y aceptó gustoso. Tebas y Atenas volvieron a unirse para oponerse a su avance y en el 338 a.C se enfrentaron al rey en Queronea. Su ejército se componía de 30.000 infantes y 15.000 jinetes, siendo el contingente enemigo igual en número. Pero las fuerzas de los últimos estaban formados por milicias cívicas de jefatura dual y heterogéneos mercenarios, mientras que los macedonios formaban un núcleo nacional perfectamente adiestrado y con un mando único. Las primeras escaramuzas fueron violentas, Filipo quería quebrar al enemigo antes de lanzar el golpe decisivo. Este se produjo cuando su hijo Alejandro destruyó con la caballería el flanco tebano. La línea ateniense- tebana huyó en desbandada incluyendo a Demóstenes; todos escaparon menos el Batallón Sagrado de Tebas, que murieron con las sandalias puestas.
Filipo se convirtió en dueño y señor de facto de los helenos y para serlo también de jure se aseguró Corinto. Invitó después a todos los estados de la península griega a que enviaran delegados a un Congreso que celebraría en el istmo; todos accedieron menos Esparta. Allí se trató el tema de llevar la guerra a Asia y liberar a las polis griegas que estaban allí situadas. La Confederación lo eligió capitán general con plenos poderes. Parmenias, Atalo y Amintas fueron enviados con fuerzas considerables a establecerse en el Helesponto mientrás que se preparaba un gran contingente pan-helénico. En el otoño del 336 a.C, Filipo fue asesinado en Pella por Pausanias mientras asistía a la boda de su hija. Hay aún grandes dudas de quién estuvo detrás de la conjura de su asesinato, pero su hijo cumplió su sueño con creces hasta formar un imperio mundial.
La sarissa, lanza de 6 metros y medio, la más larga y pesada de la Antigüedad. Dotó a los hoplitas macedónicos de un arma excepcional, junto a la movilidad de la caballería. |
Bibliografía.
"Anabasis" de Jenofonte.
"Guerreros espartanos". Nicholas Secunda.
"Las Guerras del Peloponeso". Tucídides.
"Filipo II". Hogarth.
"Batallas Decisivas". J.F.C. Fuller.
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