martes, 16 de julio de 2013

El Terror según Conrad:

"El hallazgo se hizo en una caja de libros comprada en Londres, en una calle que ya no existe, en una librería de viejo que estaba en los últimos límites de la decadencia. En cuanto los libros, eran al menos de vigésima mano...."                                                                                              

Jozef Konrad
"La posada de las dos brujas"                                                                                                              Teodor Jozef Konrad Nalecz (1857-1924) tuvo que abandonar su Polonia natal a muy temprana edad debido al exilio político que sufrió su padre en 1861. En 1874 abandona los estudios y elige la profesión de marino mercante. Navega por todos los mares del mundo disfrutando de una vida azarosa llena de aventuras; incluso se vio complicado en un asunto de contrabando de armas para la causa Carlista en España. Será en 1880 cuando apruebe el examen que le convierte en segundo oficial de la Marina de su Majestad Británica y obtendrá dicha nacionalidad en 1886. Adoptó el nombre inglés de Josep Conrad y con el fue mundialmente conocido. Cuando realizaba su último viaje como marino en 1874, traba amistad con los escritores   Jhon Galworthy y Edward Sanderson que le animan a que se dedique al noble arte de las letras.  En 1895 publica "La locura de Almayer" y a esta le siguieron títulos tan inolvidables como "Lord Jim", "E lcorazón de las tinieblas", "Nostromo"," Bajo la mirada de occidente" y   "La línea de la sombra", adaptados la mayoría al séptimo arte con un excelente éxito. Aunque en las obras de Conrad son habituales el horror, la muerte, la locura, el crimen y los estados sensoriales o anímicos distorsionados hasta el delirio por condiciones de tensión extrema, sólo pocas veces hizo derivar la acción o la situación hasta el otro lado de las fronteras del mundo de lo natural. Lo natural ofrecía ya a su especial tipo de talento elementos más que suficientes para el pleno desarrollo de la angustia y el espanto que invaden tan gran parte de su obra. Conrad afirmó una vez:" el problema estaba en hacer creíbles cosas infamiliares", problema que él mismo resolvió con  brillantez a lo largo de su extensa carrera literaria y permite la plena comprensión de sus incursiones en el terreno del terror fantasmagórico. Es precisamente la creación magistral del clima la que permite el surgimiento "natural" de las resonancias de ultratumba en "La posada de las dos brujas"(1925) y de la delirante imagen del zombie en "los idiotas"(1898). En ellas no exige del lector ningún esfuerzo de credulidad, ninguna predisposición a admitir la existencia de fuerzas activas de ultratumba, ni siquiera en la invocación de fantasmas apela al sentido de la fantasía, sino al sentido de la realidad. El paso de la experiencia conocida; admitida por todo lector como normal, a los temas ajenos al curso general de la experiencia cotidiana se producen sin rupturas en la secuencia lógica de los acontecimientos. Lo espectral se convierte en parte integrante, incluso necesaria, del desarrollo de situaciones obligadamente admisibles como experiencia vivida y pasa a convertirse en una dimensión insólita de lo real. Partiendo de estas premisas creó estos dos magistrales relatos del terror negligidos en las antologías del género y aportó nuevos ejemplos de cómo la imaginación literaria puede, aún manteniéndose fiel al mundo de las sensaciones y vivencias conocidos por todos, ensanchar el campo de la experiencia hasta terrenos que de otro modo, le permanecerían ajenos. Partiendo de la inexistencia del fantasma clásico, el autor nos obliga a admitir que una determinada situación, combinada con un determinado clima puede y debe no sólo engendrar al fantasma; sino hacerlo intervenir activamente en el mundo de los vivos, revelándonos facetas antes desconocidas del universo de horror que subyace en lo cotidiano y acecha en el espíritu del hombre.                              
-"¿Más idiotas? Pero ¿cuántos hay?
-hay cuatro... Son hijos de un granjero cerca de Ploumar,ahí... Los padres están muertos-añadió al cabo de un rato". 
El comienzo de "los idiotas" es idílico y el lector ni siquiera puede suponer el infierno que recaerá sobre sus protagonistas. Jean Pier es el joven propietario de una rica granja que se enamora de Susana, hija de una rica comerciante llamada Madame Levaille. Contraen nupcias y ella queda embarazada por primera vez. Da a luz dos gemelos que por desgracia tienen algún tipo de enfermedad psíquica y que despectivamente eran denominados idiotas en tiempos pasados. Un segundo embarazo, una niña, la esperanza que se vuelve desgracia, también es idiota. Un último intento, un nuevo embarazo, un niño y el mismo resultado. Durante dichos acontecimientos vemos y vivimos la pérdida del criterio de los padres, una esposa que se cree maldita y que es humillada por su marido, repudiada por su madre y centro de críticas de sus convecinos. Un padre que se da a la bebida, que reniega de Dios y que se culpa a sí mismo de las desdichas que padece. Un caldo de cultivo que hará que nuestros protagonistas pierdan la cordura y haga que el relato acabe con un final trágico, inesperado y donde el autor aprovecha para verter una  breve e irónica  crítica social a la hipocresía que imperaba en todos los estamentos sociales  de su  época.    
"Eran horribles. Había algo grotesco en su decrepitud. Sus bocas desdentadas, sus narices ganchudas, la flacura de la activa y las mejillas amarillas y colgantes de la otra, hubieran sido risibles si el espectáculo de su espantosa degradación física no hubiera sido aterrador al mirarlas..."           
En "La posada de las dos brujas", Conrad nos sitúa el relato citando una fuente externa ,un antiguo diario encontrado en una vieja librería. Está narrado en primera persona por Edgard Byrne, un joven oficial de la armada británica que en 1813 se encuentra con su navío de guerra frente a las costas de Cantabria en misión secreta. Deben contactar con el jefe guerrillero González que lleva la resistencia contra los franceses por aquellos parajes y prestarle ayuda y pertrechos. El encargado de establecer contacto es Tom Corbin, alias Cuba Tom, el único miembro de la tripulación que habla el castellano fluidamente y por el que nuestro protagonista tiene un especial apego ya que en el pasado le había salvado la vida en combate. Ambos desembarcan en una perdida aldea donde conocen a unos pintorescos personajes, un posadero tuerto y a un desgarbado individuo que le informan a Tom por donde debe viajar para encontrar al jefe de la guerrilla local. Byrne regresa a la goleta y Cuba se adentra por las montañas Cántabras en busca de su objetivo. Durante la noche, el oficial tiene el presentimiento de que a su amigo le ha ocurrido algo malo y por la mañana le pide permiso al capitán para volver a tierra e ir en busca del experimentado marinero. Se adentró por los montes y llegó a una aislada posada donde viven dos viejas y una joven gitana huérfana. Le hospedan en la mejor habitación; la que ellas denominan "la del obispo", dotada de una gran cama y de un misterioso armario; que está cerrado a cal y canto. Ya instalado en el dormitorio, Edgard oye reiteradas veces la voz de su camarada que le advierten del peligro que corre allí. Alarmado se sienta en una silla con las armas preparadas y dispuesto a volarle la cabeza al primero que entre por la puerta. Después de un largo tiempo sin dormir, intenta abrir el armario haciendo palanca con su sable y allí encuentra el cadáver de Tom. Su cuerpo no presenta muestras de violencia, pero los ojos están abiertos y su rostro se ha convertido en una máscara de terror que es traspasada a nuestro protagonista. Las viejas, esas malditas brujas que lo acechan fuera y que dentro de poco vendrán a por él. ¿Cómo escapará de sus carceleras?, adéntrense en las frías y lluviosas montañas del norte de España y descubran el secreto de la oscura posada.








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