viernes, 28 de noviembre de 2014

Moctecuhzoma Xocoyotzin, "El Señor Ceñudo".



Era hijo del sexto tlatoani Axayácatl y fue elegido en 1502 por los señores mexicas para suceder a su tío Ahuítzol como rey de los Aztecas. Su nombre Moctecuhzoma Xocoyotzin significa "el señor ceñudo"; él que frunce el ceño, y antes  de ser rey era sacerdote y hombre sabio (tlamatini, versado en la tradición). Tuvo que abandonar sus quehaceres religiosos para asumir las riendas de un imperio que se encontraba en su máximo apogeo y explendor. Desde el principio eligió para su gobierno jóvenes instruidos y rodeó su corte de un boato extraordinario, aunque no descuidó "las guerras floridas"; expediciones destinadas  para capturar prisioneros destinados al sacrificio, ni la conquista de pueblos lejanos para engrandecer aún más a la ciudad de Tenochtitlan. Hacia 1517 su tranquilidad se vio turbada, ya que unos funestos presagios le afligieron: una aurora de fuego apareció de noche en el cielo, ardió la casa de Huitzilopochtli, se divisó un cometa, nevó en la ciudad, nació un niño con dos cabezas y el Popocatéptl entró en erupción.



Escultura de George S. Stuart.


Además descubrió en la cabeza de un pájaro ceniciento un espejo que reflejaba la llegada de unos hombres montados en una especie de venados. Aquella premonición no tardaría en cumplirse ya que recibió noticias de la arribada a las costas del Golfo de hombres blancos que descendían de enormes barcas. ¿Se trataba del regreso del dios Quetzalcoat?. Los sacerdotes y sabios no supieron pronunciarse y el monarca envió mensajeros para que le informaran. Obsesionado en impedir que los castellanos llegaran a Tenochtitlán, acabó triste y resignado a "lo que habría de suceder". El 8 de noviembre de 1519, Hernán Cortés y sus hombres entraron en la ciudad. Seis días más tarde se convirtió en su prisionero y en un títere obediente que les entregó todos sus tesoros. Murió el 27 de junio de 1520, no se sabe si como consecuencia de las pedradas de sus súbditos sublevados; que le consideraban un traidor, o asesinado por los españoles. El imperio azteca cayó un año después que su rey, un hombre que sucumbió presa de sus profecías y supersticiones. No es la única civilización que se ha derrumbado así y ya traeremos más ejemplos por el antro. Hasta la próxima.





















































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