domingo, 1 de junio de 2014

Ocultismo en el Antiguo Egipto.

Paseo de las Esfiges.
En la ciudad egipcia de Pa-Rá (llamada "Cielo de Egipto" y "Ciudad del Sol"), situada al norte de Menfis, se alzaba imponente el gran santuario de On. Al gran patio se llegaba através de la avenida de las esfiges que finalizaba en dos obeliscos, llamado uno de ellos del Faraón Usertesen I. Un poco más allá se encontraba el estanque sagrado, que representaba la imagen del río circular por cuya superficie navegaban el sol durante el día y las estrellas a lo largo de la noche ( los caldeos ya observaban el movimiento de los astros en el reflejo de los estanques). Allí se celebraba el rito mágico del Culto al Sol. El cortejo salía del templo, seguido por los pontífices, portadores de la Bari (barca de Amón- Ra). Llevaba en el centro el disco del Astro-Rey, dotado de alas multicolores y atributos carismáticos. El disco tiene un armazón de talismanes siendo los más importantes el utja(ojo profiláctico), la cruz ansada y la mano. En ambas partes monos cinocéfalos con las manos abiertas, invocando al Sol. Los sacerdotes daban vueltas a la embarcación tantas veces como estaba establecido por el rito, mientras que los incensarios que portan esparcen humaredas sahumadoras. Cuando llegaban al estanque sagrado echaban la nave al agua y se embarcan llevando al Faraón en la proa. Subitamente sale a su encuentro una estatua de madera que representa una figura monstruosa. A veces es un hipopótamo (Sit), otras una serpiente (Apopi) o un cocodrilo (Sovcu), que simbolizaban  al dios de las tinieblas y el caos. Se entabla un simulacro de abordaje y los espíritus del mal intentan en vano hacer naufragar la nave y arrojar a los abismos el disco del Astro- Rey. Finalmente el Faraón o el Sumo Sacerdote hieren con un venablo al ser y lo obligan a alejarse, prosiguiendo la barca su triunfal ruta. A lo largo de la ceremonia se iban salmodiando las fórmulas de la magia del encantamiento, que tenían como fin asegurar la victoria del Sol sobre el dios de las tinieblas y el caos. El rito influía sobre la marcha del mundo y hacia posible que el Sol consumase su victoria diaria sobre las fuerzas del mal.




La famosa Esfinge de Gizeh representaba desde tiempos remotos el hermetismo, Plinio afirmaba que se hallaba bajo un hechizo de silencio y los árabes le dieron el nombre de "Padre del Terror". Plutarco dice que representa el misterio de las fuerzas ocultas. Era la que guardaba el secreto de la magia egipcia e irradiaba sobre los sacerdotes el poder de las fuerzas ocultas. Gracias a ella el Faraón y los sacerdotes estaban investidos de un poder sobrenatural. Esto lo pudo comprobar Tutmosis IV antes de ser investido como soberano. Se hecho a dormir a su sombra y allí el Sol se le apareció en sueños. Le dijo que  desenterrara la Esfinge de la arena cuando se convirtiera en Faraón y al serlo mandó que la rescataran de la arena, cumpliendo así la profecía.
Según los egipcios, los secretos de la magia les habían sido revelados por las divinidades. Así cuando se llevaba a cabo el rito de reanimación, el oficiante se vestía como los dioses que resucitaron a Osiris y recitaba: "Yo Horus, resucito a Osiris". Cantaba cuatro veces la fórmula hacia los cuatro puntos cardinales. Esto quería decir que el mundo está bajo la influencia de sus cuatro Genios lo que podría explicar la presencia de objetos cuádruples en las tumbas egipcias.
Cuando querían evitar el ataque de los cocodrilos recurrían a la magia simpática, frotando un huevo de cocodrilo con una pluma de ibis. Pluma y ciego tenían la misma palabra en común, shou, y al frotar el huevo pretendían dejar ciego al saurio. El hecho de que no aceptaran el monoteísmo (cada ciudad tenía sus dioses), explica que la magia haya tenido una difusión y unas manifestaciones de lo más diversas.
La magia posibilitaba que el hombre tuviese mientras todavía vivía una certidumbre de su felicidad ultra terrena. Esto se obtenía mediante el ensayo de viaje a la eternidad contenido en los llamados "Misterios de Osiris". Se celebraban anualmente a principios de invierno en dieciséis ciudades egipcias y que eran especialmente brillantez en Sais, Dederrah y Bubastis. Heródoto describe la festividad de Bubastis (morada de la diosa con cabeza de gata): " Setecientos mil hombres y mujeres, dejando aparte a los niños, llegaban de todas partes para asistir a la fiesta. Cada familia descendía el Nilo con barcas. Las mujeres llevaban crótalos y los hacían sonar; durante todo el viaje, los hombres tocaban la flauta; otros hombres y mujeres, cantaban dando palmadas con las manos. Una vez llegados a Bubastis, los viajeros celebraban la fiesta y ofrecían lámparas". Estas lámparas unían con su resplandor al egipcio con sus antepasados que habían logrado vencer la muerte. Las ceremonias sagradas representaban una catarsis colectiva. El dios era troceado y posteriormente Isis iba reuniendo sus miembros, hasta que lograba reconstruir su cuerpo y reanimarlo. Su figura era moldeaba con barro y trigo y el sacerdote  echaba la pasta en el molde al tiempo que decía: "le traigo a Isis estos despojos de la momia de Osiris". A continuación Isis y Neftis le rogaban a Osiris que resucitase diciéndole: "Ven a tu casa".
Reconstrucción digital de la ciudad de Bubastis.
Según el historiador Paul Brunton, en el rito de Osiris el iniciado entraba en trance después de introducirse en el sarcófago por medio de unos pases mesméricos quedando en un estado similar a la muerte consiguiendo así la unión espiritual con Osiris, su dios. Esta especie de estado catatónico se producía por medio del hipnotismo ya que las clases elevadas y los miembros del Gran Sacerdocio conocían sus secretos, lo que permitía provocar a los iniciados un estado de muerte aparente y un viaje sin igual mientras se celebraban los llamados "Misterios de Osiris".En próximos post trataré sobre la magia funeraria y los sortilegios mientras, disfruten de éste.











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