domingo, 29 de junio de 2014

Los Jardines Colgantes de Semíramis.






Los Jardines Colgantes de Semíramis ocupan por su antiguedad el tercer puesto de las Maravillas del Mundo Antiguo y son la segunda Maravilla de Babilonia. Que unos jardines puedan alcanzar este
rango parece sorprendente si se piensa en lo pasajero de su hermosura, en la rapidez con que las plantas se marchitan y en los intensos y cariñosos cuidados que se requieren para su mantenimiento. El nombre que reciben pertenece a una figura semilegendaria, lo más probable es que sea la reina madre Sammuramed, que vivió alrededor del 800 a.C. Pero será cuatro siglos más tarde cuando se citen dichos jardines, por lo que parece ser fueron edificados por un rey posterior. Flavio Josefo afirma que fue Nabucodonosor II, aunque no se ha encontrado ninguna inscripción que se los atribuya. Las fuente escrita más antigua que nos ubica el lugar es la obra "Pérsica" del médico real Ktesias y que es citada por Diodoro: " Junto a la fortaleza, subiéndose el agua desde el río". Estrabón escribe que "estaban situados contra corriente". Josefo y otros hablan del "palacio real" o de "arriba en la fortaleza". En su ubicación coinciden los cronistas del pasado como en las dimensiones, un cuadrilátero de 120 por 120 mt. Los arqueólogos  han buscado sus restos, siendo el pionero el alemán Robert Koldewey (1855-1925) que fue el que despertó el interés de esta bella joya de la jardinería. Después de descartar la residencia veraniega del rey la mayoría se ha decantado por la fortaleza meridional de Nabucodonosor, que se elevaba junto a la corriente del río. El remate occidental de la fortificación constituye una plataforma sobre el Eufrates, punto que cuadra con las descripciones antiguas. También hay un texto a la mayor gloria de Nabucodonosor que nos relata:" Para que no se formaran bancos de arena en el Eufrates, hice construir en el río una gran obra de fortificación de ladrillo. Sus cimientos los hice poner en el fondo del agua y su cima la hice elevarse como una montaña selvática". La expresión empleada
es digna de ser destacada; la fortificación no se construye alta como una torre, sino como una montaña selvática, imagen un tanto extraña en la urbe. Los cimientos de la fortificación se han excavado y su perímetro estaría formado por un cuadrado de 107 mt. de lado, lo que encaja con las estimaciones de las fuentes antiguas. Las habitaciones de la reina daban a una hermosa terraza ajardinada que bien podían ser la entrada a ese maravilloso vergel. Serían una construcción con terrazas escalonadas en declive que asemejaría una enorme y florida escalera, cada peldaño estaría recubierto por un piso de plomo e impermeabilizado en sus junturas con pez donde se colocaba el humus "para las raices de los grandes árboles" como explica Diodoro. El mismo autor prosigue: "Pero esto estaba perforado con pozos que se dirigían a la plataforma superior y que contaba con un mecanismo para el bombeo del agua, con lo que una gran cantidad de ésta era subida desde el río sin que nadie desde fuera pudiera ver como sucedía". Se trataba de un sistema elevador, de una especie de noria para regar la escalera de jardines que como un maravilloso oasis se elevaba sobre el árido desierto y sobre la Babilonia recalentada por el ardiente sol. Cuando el gran Alejandro ocupó la ciudad ya los jardines  habían dejado de existir, aunque se ignora los motivos de su desaparición.











































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